A veces las cosas nos encuentran sin que nosotros las esperemos, y así suceden los milagros. Cuando te conocí, eras un hombre que destellaba inteligencia, cautivador en todo tu esplendor, sabias que de a poco esto comenzaba. Y tu sonrisa a veces se hace eco en mi mirada, pues cuando sonríes pareces sol del cielo. Sencillamente incomprensible, caminas en torno a la linea de la moral, y te adueñas de los saberes mas distinguidos.
Eres encantador, y sensato como si fueras un entendedor del arte de la sonrisa. Y al escuchar tu voz entera, y la impronta de tu paso, parezco admirarte.
Posees ese toque de elegancia perfecta que valora la riqueza interior de un caballero. Aunque eres así de idealizador que hasta pienso que tu podrías ser el hombre perfecto... Tal vez en otro tiempo, tal vez, en otro lugar. Tu y Yo.
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