miércoles, 28 de diciembre de 2016

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Black Swan: La Psicología detrás del Ballet

Una de mis películas favoritas es Black Swan (2010), no solo por la magnífica interpretación de Natalie Portman sino también porque amo el ballet, las películas que abordan la danza en general, y por si fuera poco "El lago de los Cisnes" es mi ballet favorito. Un film que vi unos cien millones de veces y probablemente veré otro millón de veces mas, y sin embargo nunca le había dedicado una review.
Dirigida por Darren Aronofsky, esta pieza cinematográfica toma como punto de partida una realidad socio cultural intrigante en torno al ballet y la obsesión por la perfección, llevada al extremo aunque no por eso menos real.
Natalie Portman encarna a la joven Nina Sayers, una bailarina que integra el Ballet de Nueva York y anhela una oportunidad para demostrar la dedicación al ballet y su deseo de ser reconocida. Wiinona Raider en el papel de la ex bailarina, obligada a retirarse por el director de la compañía (Vincent Cassel), lucha por llamar la atención a toda costa. La contraparte intelectual de Nina es la recién llegada Lily (Mila Kunis), que representa TODO lo que Nina desea hacer y no puede.
Y en esta review me veo obligada no solo a analizar al film como tal sino desde el lado del ballet y la psicología de tal, porque en esta pieza cinematográfica se pone el foco sobre las obsesiones y presiones constantes a las que una bailarina se ve cercada en su carrera. Desde los trastornos alimenticios y los obsesivos-compulsivos que encarna Portman en este papel hasta la interpretación artística de la danza, este film es controvertido porque ha sabido mostrar el detrás de escena de algo tan etéreo y grácil como el ballet.
El directo supo utilizar muy bien la contraposición del Cisne Blanco vs. Cisne Negro en tanto la lucha interna de lo bueno y lo malo. Pero para un ballet TAN VICERAL como "El lago de los Cisnes" digamos que las variaciones que utiliza en el film son un tanto menos clásicas, entiendo que se debe a la intensión de no hacerlo demasiado conservador sino mas irracional. Lo que más me gusta de este film es que supo utilizar de forma excelente la música del ballet para todas sus escenas, desde los momentos cúlmines y trágicos hasta los mas festivos y sencillos.
El personaje de Nina representa a la bailarina promedio, en este caso, reprimida por su propia madre quien no le permite crecer, por lo que se observa en el entorno de su hogar. Introvertida y tímida, la joven bailarina que desea ser vista por el director y se ve orillada hasta el borde de su propia cordura.
Un personaje interesantísimo es el de Barbara Hershey, quien a pesar de sus pocos minutos en la pantalla atrapa al espectador por sus manipulaciones y  autoritarismo hacia la frágil Nina. En cambio, una personalidad como Winona Rayder, lamentablemente quedó desdibujada y también su historia personal, por la trama en general.
Y aunque me gusta mucho la forma en la que el director buscó mostrar la metamorfosis de Nina del Blanco al Negro, no dejan de parecerme excesivos los efectos de las plumas e incluso el momento final en que Nina baila la Coda de Odile (Acto 3 del Ballet), queda desvanecido por el plumaje del cisne negro... sospecho que para ocultar las imperfecciones del baile mismo/coreografía.
No deja de parecerme increíble el desenvolvimiento del personaje principal y su participación con el de Kunis, sobre todo por lo distinto de cada una de ellas. El como la vida entera de Nina se redujo a realizar esta última actuación de ballet, sus persecuciones mentales, las alucinaciones provocadas por la presión del papel y las burlas de sus compañeras la llevan a un laberinto mental interminable.
Otro de los puntos a favor es que tanto los movimientos, el guion y la compañía musical están a tono con la historia de los personajes, la sensación de histeria, nerviosismo constante de Nina me recuerda a "Las zapatillas rojas" (Powell) en donde Victoria, la protagonista es obligada por causa de un hechizo a bailar hasta su muerte.
Una permanente sensación de ofuscación, miedo al fracaso, paranoia, y otras tantas sensaciones producidas al espectador al que se le hará difícil dejar de mirar el film sin empatizar con el personaje de Natalie Portman. Y aunque me parece excesivamente psicológico y hasta casi caricaturesco el modo en que el director buscó trasladar a la pantalla la auto exigencia de las bailarinas clásicas, me agrada el argumento y la forma en que se eligió contar la historia.
Este film reconocido y premiado tanto por sus actores, así como por sus pares se lleva todos los aplausos en cuanto a técnica visual y musical, sin dejar de lado las majestuosas interpretaciones. Un drama de corte psicológico y profundo le espera al espectador que desee experimentar un viaje hacia la obsesiva perfección.
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