Hace mucho, mucho tiempo, existió una joven llamada Aracne, era hija de Idmon y cuya habilidad de bordar y tejer la hizo famosa. Tanto así que llegó a crecer su popularidad, pues se creía que era discípula de Atenea, protectora de las tejedoras.
La bella Aracne era muy hábil y a su vez, muy orgullosa. Deseaba hacer saber que su don era por merito propio y no un regalo divino. Ese mismo orgulloso que se apodero de la joven provoco que retara a la mismísima Atenea.
La Diosa acepto el reto, pero primero decidió darle una chance de arrepentirse por tal soberbia y se le apareció a la joven en forma de anciana advirtiéndole que se comportará mas modestamente. Aracne, no solo se negó sino que respondió con desdenios, lo que causó que Atenea se enfurezca y se revelara ante la joven en forma de diosa. Fue entonces que el desafió divino comenzó!
Atenea optó por ilustrar a los Dioses Griegos del Olimpo y sus victorias sobre los mortales, por su parte Aracne represento a los amoríos de algunos dioses, lo que encolerizo aun mas a Atenea por tal desacato golpeando a la joven bordadora.
Aracne humillada decidió ahorcarse, la Diosa se conmovió y antes de que muriera la convirtió en una araña para que siguiera bordando para siempre
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