Antares
Caminos que, eternos me llevan al cielo. Una inmensa claridad brota de la olla dorada del mito. Almas, que en la desesperación optan por aguardar una palabra de salvación. Cientos de rutas interceptadas la una con la otra, por las colinas del viento y los rugidos de los animales. La liberación de sus instintos, y la aguja escarlata del escorpión que se blande con justicia. Los quince puntos vitales del manto sagrado, el rugido del león plateado que no conoce el canto de Las Horas. Grabado en el templo, aquel juramento de antiguos luchadores ha legado a este pueblo una noble misión.
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